Que hermoso que es poder celebrar algo, porque si se celebra es porque se tiene en el corazón y se lo ama. Amar a Jesús es amar la Vida.
Todos hemos sido creados por amor para ser felices.
La semejanza de Dios amor, hace que el corazón del hombre no este hecho nada que para amar.
La felicidad no es buscar la felicidad para uno, sino buscarla para el otro y entonces uno es feliz. Jesús está vivo y tiene todo el poder en el mundo, lo único que nos falta es acercarnos a ese poder.
Le pedimos fuerza, le pedimos luz, le pedimos paz y Dios nos dice ahí tienes lo que pides, servite, tenemos todo a mano, solo hay que servirse.
La felicidad nuestra es hacer feliz al otro.
Para eso necesitamos meterlo a Dios dentro nuestro, ser agradecido, cada mañana nuestra oración tiene que ser de agradecimiento.
Dios hace maravillas en nosotros y nosotros seguimos buscando fuentes de aguas turbias, fuentes secas.
Homilía de la Misa
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