La vida cristiana es “sencilla”: escuchar la Palabra de Dios y ponerla
en práctica, no limitándonos a “leer” el Evangelio, sino preguntándonos de qué
forma sus palabras hablan a nuestra vida.
Y el Papa Francisco explica: ‘los
que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica. Esta es la vida
cristiana, nada más. Sencilla, sencilla. Quizás nosotros la hemos complicado,
con muchas explicaciones que nadie entiende, pero la vida cristiana es así:
escuchar la Palabra de Dios y practicarla”.
Esta es la razón por la que, como está descrito en el Evangelio de
Lucas, Jesús contesta a quien le comenta que sus parientes lo están buscando:
“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en
práctica”.
Y para escuchar la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús, dice el
Papa, basta abrir la Biblia, el Evangelio. Pero estas páginas, afirma, no son
leídas, sino que son escuchadas.
“Escuchar la Palabra de Dios es leer esto y
decir: ‘¿Qué dice esto a mi corazón?
¿Qué me quiere decir Dios con esta
Palabra?’.
Y nuestra vida cambia.
“Cada vez que nosotros
hacemos esto, abrimos el Evangelio y leemos una cita y nos preguntamos: ‘Con
esto Dios me habla ¿me está diciendo algo?’ esto es escuchar la Palabra de
Dios, escucharla con las orejas y con el corazón. Abrir el corazón a la Palabra
de Dios. Los enemigos de Jesús escuchaban la Palabra de Jesús, estaban cerca de
Él para encontrar un fallo, para hacerlo equivocarse y que perdiese autoridad.
Pero nunca se preguntan ¿Qué me quiere decir Dios con esta Palabra?’.
Y Dios no
habla solo a todos, sí, habla a todos, pero también a cada uno de nosotros.
El
Evangelio ha sido escrito para cada uno de nosotros”.
Que en este mes de septiembre renovemos nuestra
unidad en el encuentro con la Palabra.
P. Rubén Melchiori
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