Nos dice el Papa
Francisco:
El tiempo de
Cuaresma es tiempo propicio para afinar los acordes disonantes de nuestra vida
cristiana y recibir la siempre nueva, alegre y esperanzadora noticia de la
Pascua del Señor. La Iglesia en su maternal sabiduría nos propone prestarle
especial atención a todo aquello que pueda enfriar y oxidar nuestro corazón
creyente.
Las tentaciones a
las que estamos expuestos son múltiples. (…) Desconfianza, apatía y resignación: esos demonios que cauterizan y
paralizan el alma del pueblo creyente.(…)
Tres palabras que se nos ofrecen
para volver a «recalentar el corazón creyente»: Detente, mira y vuelve.
Detente un poco de esa agitación, y de
correr sin sentido (…) que dispersa, divide y termina destruyendo el tiempo de
la familia, el tiempo de la amistad, el tiempo de los hijos, el tiempo de los
abuelos, el tiempo de la gratuidad… el tiempo de Dios.
Detente un poco delante de la necesidad de
aparecer y ser visto por todos, de estar continuamente en «cartelera», que hace
olvidar el valor de la intimidad y el recogimiento. (…)Mira el rostro de nuestras familias que siguen apostando día a día, con
mucho esfuerzo para sacar la vida adelante y, entre tantas premuras y penurias,
no dejan todos los intentos de hacer de sus hogares una escuela de amor. (…)
Mira el rostro
interpelante de nuestros niños y jóvenes cargados de futuro y esperanza,
cargados de mañana y posibilidad, que exigen dedicación y protección (…)
Mira el rostro surcado
por el paso del tiempo de nuestros ancianos (…)
Mira y contempla el
rostro concreto de Cristo crucificado por amor a todos y sin exclusión. (…)
¡Vuelve!,sin miedo, este es
el tiempo oportuno para volver a casa; a la casa del Padre mío y Padre vuestro
(cf. Jn 20,17). Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón… Permanecer en
el camino del mal es sólo fuente de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es
algo bien distinto y nuestro corazón bien lo sabe. Dios no se cansa ni se
cansará de tender la mano
¡Vuelve!,sin miedo, a
participar de la fiesta de los perdonados.
¡Detente,
mira y vuelve!
Boletín de marzo